Escarlata en tu ausencia (Off Topic)


Hace 11 años te cansaste de esperar que este mundo finalmente cambiara. Hace 11 años tocaron la puerta de mi cuarto en la madrugada para darme la noticia. Bajé a tu cuarto para certificar si era cierto y sí, te habías ido. Luego de haber estado frente a la muerte en la guerra, y haber esquivado sus balas; finalmente, vestida de cáncer, logró vencerte.



Hace 11 años me cediste la responsabilidad de cuidar a esas 3 mujeres y no sé si lo hice bien. Solo sé que tus enseñanzas, historias y ejemplo del padre que nunca tuve, sirvieron para entender que nada es gratis y todo requiere un esfuerzo. Aún recuerdo los latigazos que me dabas con tus dedos en la mano para aprender a comer sin ensuciar el tenedor y bajar el codo de la mesa. Aún recuerdo el perfume Patrichs (¿aún existe?) con el que te bañabas todos los días solo para leer el periódico. Me enseñaste de política y me obligabas a escucharte leer el periódico, cuando en realidad lo que yo quería era leer los chistes del final. Hoy, me afeito haciendo los mismos gestos tuyos, tomando la máquina de la misma manera y con la misma parsimonia. No solías hablar mucho, y cuando lo hacías no había quién te pare. 


Mi niñez fue la mejor contigo al lado. Mis Días del Padre en el colegio eran distintos: Actuaba, bailaba, recitaba y cantaba para otros papás, pero los regalos eran para ti. Nunca dejaste que sintiera la ausencia de aquella persona. El nudo de la corbata, usar el desarmador, saber cuál es la diferencia entre una llave Inglesa y una Stilson, la importancia de la distancia que tiene que haber entre un martillo y el clavo; todo lo que un hombre -hoy llamado huachafamente Macho que se respeta- debería saber, fue lo que me dejaste. Tus gritos que al principio asustaban y con el pasar de los años causaban gracia, me mostraron la tolerancia. Y gracias a ese carácter raro tuyo aprendí que no todos los días son azules. 

Se te extraña viejo (nunca te dije abuelo). Escucho una canción que me recuerda a ti, a tus historias, a tu larga agonía, a tus últimos desvaríos que te hicieron verme como "el doctor muy joven y muy bueno que viene a verme todos los días" y que me recuerda que un mal día para vivir, no es un buen día para morir.


Espero que nos sigas cuidando desde arriba, Borrao

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