Todo empezó con un concierto

Cuando inicié esta aventura, nunca pensé que podría durar. Cuando empecé a escribir, nunca pensé que sería sobre una banda de rock nacional. Cuando empecé a compartir con esta banda, nunca pensé que llegaría a conectarme tanto con ella. Ha pasado un año desde mi primer concierto con GAIA y es increíble que aún siga teniendo la misma sensación de aquel día cuando escuché "Extranjero" en vivo, cada vez que la pongo en el auto hoy.

Es una tarde invadida de llamadas, correos, idas y venidas, lo típico de todos los días. Siento en mi escritorio el vibrar de mi celular, lo miro sin ver y sigo en lo mío. Nuevamente el vibrar llama mi atención y veo un número y nombre conocido: ¿una llamada de ella? debe ser importante. 

- Habla chata! - con tono de: “habla rápido que estoy chambeando”

- Hola Chris... - y el tono de su voz me desconecta de todo

- ¿Qué pasó? ¿y esa voz? - mientras pienso que ya me jodí y que la conversación será larga

Y así fue, una gran amiga estaba pasando por una situación complicada, de decisiones importantes; y la inseguridad propia de no saber qué elegir y qué hacer, la tenían preocupada. Luego de escucharla a medias -entiendan que el trabajo a veces no ayuda a ser un buen amigo- le pido que escuche una canción:

- Escucha esto que te voy a pasar. Todo está en nosotros. Tú sabes qué es lo mejor que tienes que hacer.

Mi amiga, confundida, acepta mi petición. Luego de unas horas, otra vez el vibrar de mi teléfono interrumpe mi concentración. Era ella nuevamente.

- Gracias... - y un tono de voz más aliviado me dice que de algo sirvió mi consejo

- Te dije que ayudaría- con voz llena de orgullo y satisfacción por haberle hecho escuchar "La 2da Ley"

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- Escucha hija!!! – le grito a Maria Fe en el auto – esta canción es caleta, anda calentando tu garganta que en un rato vamos a escucharlos en vivo.

Solo bastó ponerla una vez para que, después de terminar, me pidiera que la ponga nuevamente. El viaje duró siete veces la misma canción. El entusiasmo en sus ojos reflejaban mi emoción por compartir con ella nuestro primer concierto juntos. Llegamos temprano, nos acomodamos y esperamos. Dentro de todo el repertorio de canciones de aquel concierto, coincidentemente tocan la canción escuchada siete veces. Miro a Maria Fe y su sonrisa cómplice iluminada por sus dos dientazos cierran esa noche que nunca olvidaré.

Acaba el concierto y camino al auto, su pequeño cuerpo exaltado y contagiado de la energía de aquel concierto, no sale del asombro. Sujeta fuerte mi mano y empieza: "Y vuelve a nacer… INVENCÍBLE!!!". Me convierto en un niño más, y ambos empezamos a cantar. Es así como “Langosta” se convierte en la canción que le recuerda su primer concierto y la canción que me recuerda que ese día fue uno de los mejores momentos juntos. De más está decir que tuve que poner la canción todo el camino de regreso a casa.

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A un año de mi primer concierto, de mi primer encuentro en vivo con la banda, todo se mantiene igual: las emociones, las ganas, el gusto, el agradecimiento. GAIA ha significado para muchos una inspiración -este blog es un ejemplo- y es por eso que para aquellos que vivimos y sentimos a la banda, nos resulta sencillo tenerla presente en cada momento: en la combi, en el auto, con el amor de turno, en la ducha, mientras estudias, mientras trabajas, mientras duermes, mientras comes, mientras vives.

Como esas historias existen muchas, todos los fans de esta banda han tenido una en algún momento. No dejemos de crear nuevas historias, de difundirlas y compartirlas. Solo así podremos hacer que GAIA trascienda en el tiempo. Mucha gente critica y se burla (entre ellos mi jefe) de mi pertinaz deseo de compartir y divulgar la música de GAIA, y los entiendo. Aún no han descubierto a la banda y no se han detenido a escucharla. Sé que no me equivoco al decir que todas aquellas personas que se tomaron el tiempo de escuchar siquiera una canción, se quedaron pegados. Y es que ése es el efecto GAIA. Eso es lo genial de esta banda.

R’n’F’R’!!!